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Lo que nos espera en las próximas contiendas.

05-12-2025

Lo que nos espera en las próximas contiendas.

 

En estos tiempos de incertidumbre, redes sociales y vértigo noticioso, las campañas políticas que se avecinan prometen ser desfiles de candidatos armados con consignas envenenadas, más preocupados por desinflar al adversario que por convencer al ciudadano. Será un escenario de “sálvese quien pueda”, donde el interés propio se impondrá sobre el colectivo, y la estrategia será vender lo peor del contrincante, quien reaccionará con igual magnitud en dirección contraria.

 

En medio de esa guerra de dardos, el electorado quedará atrapado: ya no escuchando propuestas ni contradicciones dialécticas que nutran la discusión democrática, sino reduciendo su elección al menos peor. El candidato que logre presentarse como “menos corrupto, menos ladrón, menos pegalón” será el que sobreviva. Patético retrato de nuestra política regional.

 

¿Y cómo querrán lograr su cometido?

 

• * Con dinero a raudales, invertido en publicistas que se encargarán de la tarea sucia: fabricar relatos, manipular percepciones y convertir las mentiras en espectáculos.

• * Con prensa domesticada, que migra de la nobleza del oficio periodístico a la servidumbre del relacionismo público, transformando la gran profesión en un vil oficio.

• * Con campañas de demolición, donde la consigna no es convencer, sino destruir reputaciones y sembrar sospechas.

• * Con la complicidad de la desinformación, que se disfraza de noticia urgente y se viraliza en redes sociales, dejando al ciudadano común atrapado en un torbellino de medias verdades y falsedades completas.

 

¿A quiénes recurrirán?

• * A los mercenarios de la comunicación, expertos en esconder la basura debajo de la alfombra y vender precariedad como modernidad.

• * A los pontífices de la moral de alquiler, que critican porque sí, porque no y por si acaso, pero nunca porque importa.

• * A los relacionistas públicos de nómina, que cumplen su cometido generando ambientes enfermizos de persecución contra todo aquel que amenace al candidato conveniente.

• * A los que no quieren perder la mamadera, apostando por el continuismo, aunque sea un fracaso repetido, junto a los que esperan ser considerados en la repartición de la torta, pacientes aspirantes a migajas de poder disfrazadas de cargos y favores.

• * Y, detrás de bambalinas, a los inversionistas de campaña, que no aparecen en escena, pero financian candidatos como quien compra acciones. Apuestan inclusive por partida doble, respaldando a más de uno para asegurarse retorno. Luego, con la autoridad hipotecada, recuperan sus “inversiones” mediante contratos, concesiones y favores, sometiendo al poder público a intereses privados.

 

¿Qué debemos hacer para no repetir las nefastas historias?

 

• * Dejar de mendigar esperanza: no aceptar dádivas miserables como sustituto de propuestas. La dignidad no se compra al menudeo.

• * Exigir resultados, no slogans: que los candidatos demuestren capacidad con hechos, no con frases huecas.

• * Tratar el voto como contrato de trabajo: entender que los candidatos nos piden empleo; debemos elegir al que demuestra competencia, no al que más ruega.

• * Romper el círculo vicioso de la política pordiosera: no permitir que la súplica reemplace la competencia ni que la dádiva sustituya la visión.

• * Recuperar la dignidad ciudadana: cuando la dignidad se arrastra, el pueblo repite su miseria. Solo exigiendo respeto y responsabilidad, la política dejará de ser espectáculo y volverá a ser servicio público.

 

El voto, señores, no es limosna ni mercancía barata: es la llave de nuestra emancipación. Quien lo entrega por dádiva, luego llora como niño; quien no lo defiende con firmeza, jamás podrá sostenerlo como hombre.

 

El voto es dignidad, es arma, es destino: usémoslo con conciencia o seremos esclavos de nuestra propia indiferencia.”

 

#Opinión

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