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La historia del loco del martillo. (Caso Clímaco Basombrío)
31-05-2022
En el añ0 2001, el Perú fue testigo de un trágico hecho que acaparó las primeras páginas de los diarios. un crimen que, aún hoy, no deja de sorprender por la brutalidad y sangre fría con que se realizó.
Esta historia, que pudo ser ficción, no lo es. Lamentablemente. Y aún hoy, luego que lea sobre lo ocurrido en el 2001 deseará también que haya sido una historia más, salida de la cabeza de Stephen King.
Pero, ¿qué pudo pasar por la mente de un joven de 19 años para hacer lo que hizo? ¿drogas? Él siempre ha sostenido que no recuerda nada. Aunque lo acontecido la noche del 7 de julio del 2001 en el distrito de Surco, parece no ser solo un arrebato de locura, sino de una crueldad desmedida.
ESTA ES LA HISTORIA
Juan Clímaco Basombrío Pendavis tenía 19 años cuando su nombre fue cambiado por el de “Loco del martillo”. Pero, ¿qué sucedió para que el joven Clímaco se le apodara de esa manera?
El 7 de julio del 2001, tres alumnos del exclusivo colegio ‘Santa María’, entre los que se encontraba Clímaco Basombrío, se reunieron en la casa de uno de ellos para ensayar con su banda de rock. Allí, Basombrío le destrozó la cabeza a la adolescente Alexandra Brenes (16), dejó en coma a la empleada doméstica, Ida Merino (28), e hirió gravemente a sus amigos Sebastián Brenes (18) y Carlos Lescano Méndez (19).
LOS HECHOS
Clímaco, como lo conocían todos sus amigos del colegio, acudió ese sábado a la casa de la familia Brenes Hagues, en la calle Las Trinitarias 100, en Chacarilla, para reunirse con Sebastián, hermano de Alexandra, y Carlos, iban a ensayar en la azotea con su grupo de rock llamado “Canchita serrana”.
Luego del ensayo, Basombrío bajó al segundo piso y se encontró con Ida, la trabajadora del hogar, y cuando esta le dio la espalda, la agarró a martillazos en la cabeza. Ella cayó al piso y de su cabeza manaba sangre y se veían restos de masa encefálica. Alexandra en ese momento comenzó a llamar a Ida, Clímaco le dijo cínicamente: ‘se ha caído por la escalera’, pero ella vio sus manos con sangre.
Según el asesino, Alexandra ‘comenzó a gritar, yo le pedía que se calle y al no hacerme caso…’. Sin embargo, el policía que llegó después de producido el hecho de sangre afirmó que Clímaco le asestó a la infortunada jovencita ¡44 golpes de martillo en la cabeza! Murió al instante.
Luego, como un autómata gritó: “¡Sebastián, baja, te llama Alexandra!”. Cuando su mejor amigo bajó, lo golpeó con fuerza en la cabeza, pero felizmente, este no perdió el conocimiento y pidió ayuda a Carlos, quien llegó justo cuando Clímaco iba a rematar a Sebastián.
Cuando llegó la policía encontró un cadáver, una mujer cuya vida pendía de un hilo, dos muchachos conmocionados y un agresor que balbuceaba: ‘No me acuerdo de nada’.
“NO ESTOY LOCO”
Cuatro años después, el ‘Loco del martillo’ ofreció una entrevista a la periodista Mariela Patriau, donde dijo estar convencido de que el día en que ocurrió el fatal incidente fue drogado con engaños para que actuara de ese modo. Insistió que las personas con quienes estuvo reunido en el escenario del ataque (Sebastián y Carlos), le dieron abundante bebida gaseosa que habrían mezclado con cocaína.
“No estoy loco”, repitió. En efecto los exámenes siquiátricos a los que fue sometido durante el proceso judicial lo demostraron. Precisamente por esa razón los magistrados de la 16a. Sala Penal de Reos en Cárcel rechazaron el pedido de imputabilidad planteado por la defensa, y lo condenaron a 20 años de prisión el 16 de febrero de 2002.
¿QUÉ FUE DE IDA MERINO?
De la empleada, una de las víctimas de la insania del ‘Loco del martillo’, se sabe está casada con un hombre 23 años mayor que ella. En el 2014 se convirtió en madre luego de practicársele una cesárea al complicarse el embarazo por una crisis epiléptica, secuela que dejó el ataque de Basombrío. Tenía 8 meses de embarazo.
Ella vive con su familia en Independencia y asegura haber perdonado a Clímaco, aunque no haya recibido aún la reparación de S/400 mil que impuso el Poder Judicial. Su salud es complicada debido a su epilepsia, ya que depende de unos fármacos que tiene que tomar.
Hoy, a poco de cumplir la sentencia, Clímaco tiene 39 años y 20 kilos de sobrepeso. Ya no es ese joven atlético que tenía sueños que se truncaron en solo una noche en Surco. Podría salir libre pronto y todavía quedan las dudas sobre su rehabilitación. ¿Dejará de ser un peligro para la sociedad?
Por: Jaime Zicos Incarroca / Un Click al Pasado.
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