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¡Quizá no nos merecemos Kuélap!

11-04-2022

¡Quizá no nos merecemos Kuélap!

Por: Luis A. Salier Rodríguez

A pesar de tener el privilegio de ser descendientes de una cultura grandiosa y que además nos ha dejado como legado sus monumentales obras, como sociedad no sabemos valorar en su real dimensión la riqueza que esto significa.

 

Ahora todos señalan y buscan culpables ¿Los hay? Por supuesto, en primer lugar, el propio sistema lleno de una brutal burocracia, la misma que más que para solucionar los problemas, sirve para acrecentarlos, con trámites y entrampamientos interminables; por otro lado, un gobierno copado de autoridades ineptas, otras corruptas y otras que tienen un poco de ambas. Finalmente, una población indiferente, adormecida (en la que me incluyo) que solo sabemos indignarnos cuando pasan desgracias como esta y a lo único que atinamos es a escribir en las redes sociales. 

 

Obviamente hay honrosas excepciones; algunas pocas autoridades y ciudadanos que han venido bregando en busca de soluciones y levantando hace mucho tiempo su voz de protesta frente al atropello a la fortaleza. A ellos mi más sincera felicitación y agradecimiento.

 

¿Qué le diremos a nuestros hijos y sus hijos? ¿Cómo le explicaremos que fue nuestra generación la que no pudo cuidar Kuélap? ¿Qué tan grande será la vergüenza cuando nos toque reconocer que no hicimos nada cuando nuestro monumento se caía a pedazos en nuestras propias narices?

 

Si algo bueno hay de todo esto, es que cuando se ha tocado fondo, no hay otro camino que, hacia arriba, y hoy Kuélap, está en el fondo de la desidia, incapacidad y abulia. Si hoy no tomamos conciencia del valor de lo que tenemos y que estamos a punto de perder, ya creo, no habrá otra oportunidad de hacerlo.

 

Es momento de unión, todos, como pueblo, como amazonenses, como peruanos, como seres humanos; en búsqueda de una solución a esta lamentable realidad. Estoy seguro que muchos, pero muchos queremos lo mejor y si de eso se trataría, podríamos ir ahora mismo a cargar, aunque sea una piedra cada uno, para volver a ponerla en su lugar. Con esa fuerza de voluntad podemos levantar murallas más grandes, pero solo si estamos unidos, pasamos de la teoría a la práctica y convergemos en un único objetivo. 

 

Hago un llamado a todos los que leen estas líneas, para hacer una cruzada y salvar Kuélap, demostremos que ¡SÍ NOS LO MERECEMOS! y que somos descendientes de hombres guerreros que, aunque ya no estén con nosotros, siguen admirando al mundo.

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